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Notas sobre la flora de Carquín y el Charquicán que revoluciona el mundo

Por: Héctor Aponte Ubillús



Estudiar humedales costeros en Perú es toda una experiencia. A primera impresión, pareciera que tenemos el mismo el mismo ecosistema cada cierto kilometraje. Sin embargo, estudiando al detalle cada humedal, es imposible no quedar impresionado por la variabilidad de especies que existen en cada uno de ellos, siendo cada uno distinto al otro. Esta característica de variedad de especies, es lo que algunos científicos denominan diversidad beta (alto recambio de especies en una gradiente).

Justamente, como parte de mis estudios en humedales costeros, llegué a una localidad de la cual poco se ha escrito hasta la fecha: el humedal de Carquín. Carquín es un pueblo ubicado entre Huacho y Huaura, una caleta de pescadores que tiene además un centro penitenciario. Como consecuencia de mi participación en un foro sobre humedales costeros, pude escuchar sobre el interés que tenían un grupo de pobladores en proteger un humedal de dicha localidad. Este interés fue transmitido a mi persona y en abril del 2016 visité por primera vez dicho ecosistema.

Grata fue mi sorpresa al realizar una primera y rápida evaluación del humedal, en el que encontré sin problema alguno, 25 especies de plantas vasculares (1). Quizá este número pareciera irrisorio en comparación con las centenas de especies que se encuentran en la selva tropical; sin embargo, con esta diversidad este humedal tenía la diversidad promedio de los humedales de la costa central, mayor a los registros actuales de la Albufera de Medio Mundo (21 especies) y Ventanilla (20 especies). La flora de este humedal está compuesta principalmente por monocotiledóneas como el junco, la grama y la totora que corresponde al 60% de flora del lugar; el otro porcentaje está representado por plantas del grupo de las eudicotiledóneas. Las plantas de la zona son principalmente hierbas predominantemente terrestre. El 16% de las plantas fueron especies acuáticas, entre las que resalta Lemna minuta, una especie sumamente pequeña que tiene un gran potencial para dispersarse entre humedales e inclusive en las lomas(2). El análisis de similitud entre localidades muestra que este humedal guarda poca semejanza con los otros humedales de la costa reforzando la idea de que la diversidad beta de los humedales costeros es alta a nivel regional.



En mi visita a Carquín no pude, pude escapar de dos atractivos más. La belleza faunística es imposible de obviar. Una gran variedad de aves acompañó nuestras expediciones, recordándonos el gran potencial que tiene este lugar para el avistamiento de aves. Dicho avistamiento sería aún más gratificante si se pudiera, con apoyo de las autoridades, realizar la limpieza exhaustiva de este refugio de vida. Tuve la suerte de compartir estas jornadas con Angelo Mendez quien pudo transmitir el interés que tiene la municipalidad de Carquín por el cuidado de este humedal costero, lo que me dió una buena impresión del presente y futuro del humedal.


El segundo atractivo del cual no pude escapar, fue el de un platillo muy agradable de la zona: El Charquicán de anchoveta. Siguiendo la tradición de nuestros ancestros (quienes hace más de 5000 utilizaron redes de algodón para extraer anchoveta, secarla y nutrirse de esta fuente proteica (3)) en la actualidad se puede disfrutar de ese plato tan colorido, único y sabroso. Definitivamente, un plato recomendable para quienes quieren ampliar su repertorio culinario nacional. Tal como mencioné anteriormente, las culturas pre-incas utilizaban diversas técnicas de mantención de la anchoveta (como el soasado, ahumado y secado), las cómo es mencionado por varios cronistas de la época(4). Hoy estas técnicas reviven, el el Charquicán que puede adquirirse fácilmente en los restaurantes de la localidad.


Luego de un año de trabajo en Carquín, un conjunto de investigadores del Museo de Historia Natural estamos trabajando en la redacción del reporte final sobre la flora. Hemos sabido de colegas que están trabajando en otros grupos de organismos, por lo que esperamos tener pronto nuevas noticias biológicas sobre este humedal. Igualmente, sé que amigos de la Municipalidad de Carquín han hecho muchos esfuerzos por que se reconozca el Charquicán con patrimonio culinario del Perú, y que lo han logrado con gran éxito. ¿Cuántas sorpresas más nos traerá Carquín en los próximos años?


Para conocer más:

1. Aponte H, Cano A. Flora Vascular del Humedal de Carquín-Hualmay, Huaura (Lima, Perú): Un estudio preliminar. En: Libro de Resúmenes XXV Reunión Científica ICBAR (agosto 2016). Lima - Perú; 2016. 2. Aponte H. Nuevo registro de flora para las Lomas de Lachay: Primer reporte de Lemna minuta Kunth (Araceae). Ecol Apl. 2016;15(1):57–60. 3. Shady R, Palomino D, Machahuay M, Novoa P, Quispe E. Aspero. Ciudad pesquera de la Civilización caral, 5000 años de ciencia y tecnología pesquera. Lima - Perú: Ministerio de Cultura; 2015. 116 p. 4. Buse H. Historia Marítima del Perú: Época prehistórica. Vol. II, tomo 2. Lima - Perú: Instituto de Estudios Marítimo-Historicos del Peru; 1973.


*Héctor Aponte Ubillús, es coordinador de investigación de la carrera de Biología Marina en la Universidad Científica del Sur. Desempeña también el rol de Investigador Asociado del Museo de Historia Natural y es el Director de Investigación y Desarrollo del IPSD.


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